Los Alpes cuentan con numerosos picos de más de 4000 metros de altitud (el Mont Blanc, el más alto, alcanza los 4807 metros), y abarcan aproximadamente 1200 km de extensión de este a oeste.​ Son las montañas de Vitale Bramani, el lugar donde su pasión por el montañismo tomó forma, donde su intuición lo llevó a crear la suela Carrarmato.​ Vitale exploró el este y el oeste de la cordillera junto con Ettore Castiglioni: Cima d'Angheràz de Pale di San Martino, Torre di Roces de Sella Group y, en 1937, los 3308 metros de la cara noroeste de Pizzo Badile de Val Bragaglia, probando con éxito la primera suela Vibram Carrarmato.​ Desde entonces, las suelas de Vibram constituyeron un gran apoyo durante las mayores hazañas en los Alpes: desde el ascenso de las Grandes Jorasses de Riccardo Cassin en 1938 hasta el del Petit Dru de Walter Bonatti en 1955.​

El 31 de julio de 1954, la expedición italiana patrocinada por el Club Alpino Italiano y dirigida por Ardito Desio fue la primera en conquistar los 8611 metros del K2, el segundo pico más alto del mundo. Esta conquista fue una auténtica victoria para el mundo del montañismo y para toda Italia.​ "Era la mayor de las últimas experiencias de supervivencia que la Tierra ofrecía para medir la fuerza de nuestro espíritu, el desafío más audaz de un hombre diminuto a la inmensidad de una naturaleza salvaje, hostil y desconocida". Estas fueron las palabras de Dino Buzzati que aparecieron en el periódico Il Corriere della Sera el 4 de agosto de 1954. Los escaladores contaron con el mejor equipamiento posible, que incluía botas Dolomite con suelas Vibram para distintos usos: viajes, senderismo hasta el campamento base, aproximación, ascenso a los primeros campamentos en altura o sprint final hasta la cima (las suelas de Vibram también se utilizaron durante la expedición de EE. UU. que en 1978 alcanzó la cima del K2 sin oxígeno por primera vez).